LETRAS EN LA BARRA
“Líneas
de mariposa”
Por: Manuel Avilés
Eran
tono cenizo, casi al punto de tostarse. Un par de alas decoradas con manchitas
pardas. Alas atadas en el pedestal de un invierno crudo; alas que decaían como
su voluntad de volar. Dos alas cansadas por la incertidumbre, alojando polen
sin matiz ni brillo. Alas pálidas y muertas, alas sin gracia. Alas que dejaron
de posarse en el viento mecedor de notas, por caminos salvajes y nuevos, el
viento que arribaba al campo de Margaritas.
Las
alas de una mariposa Monarca. Mariposa cuya monarquía terminó en los más bajos
lupanares de sigilo y de torpeza, en la impotencia del que vuela queriendo a su
vez arrastrarse.
El
verano le otorgó un brote de fe para fortalecer sus patas y que aprendiese a
caminar, pero la insensata tormenta hundió sus pasos en fango una y otra vez.
Todos
los días sobornó a la vida con migajas de dicha anestesiada y en las tardes de
ocio y ansiedad se perdió en la estela burda de pensamientos de llanto y resta.
Entró en el coma de la soledad sin repudio y en un
soplo irreversible de iracundo delirio dejó caer su espíritu en un charco de
agua salada.
(La
noche era calurosa, había estrellas y un puñado de mosquitos en esporádico
tránsito. Derrotada por la duda y el complejo se desplazó al árbol que la vio
nacer. Posó su cuerpo a un lado de la bellota madura y, sin dar retroceso ni
prórroga a la duda, cerró los ojos y se transformó en oruga).
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