VIDA MARINA
Por Luis Guadarrama
Agradezco infinitamente a todos los lectores que semana a semana se toman un poco de su tiempo para leernos, gracias a nuestros fieles seguidores, nosotros seguimos aquí, analizando todos o sino los mas importantes aspectos de un estanque marino.
Pues bien el día de hoy hablaremos de la importancia que tiene la sal en nuestro tanque, ya que sin ella la vida de cualquier especie marina perdularia de minutos para morir.
El grado de salinidad del agua lo podemos determinar a través de índices de densidad o gravedad específica y su estabilidad es clave para el correcto funcionamiento de nuestro tanque. Más vale una densidad errónea, dentro de lo tolerable, estable que una muy variable que estresará a nuestros animales.
Podemos elegir entre utilizar agua marina natural recolectada o fabricarla nosotros a través de las distintas sales comerciales que podemos encontrar en el comercio especializado bien sea de origen natural o sintética.
La temperatura afecta a la salinidad del agua. Por tanto la densidad varía con la fluctuación térmica. Si empleamos agua natural recolectada debemos ajustarla en temperatura a la de nuestro acuario. Si hubiera mucho cambio de densidad deberemos ajustarlo empleando agua de osmosis para reducirla e introducirla por goteo o en pequeñas cantidades para no provocar cambios importantes de las condiciones físico-químicas
No siempre es buena idea utilizar agua marina recolectada porque podemos introducir diversidad biológica, bacteriana e incluso química que puede desequilibrar el fino equilibrio de nuestro acuario. Filtrarla previamente con una germicida o un equipo de ozono no es una mal hábito..
La segunda opción es emplear sales marinas de origen comercial ya sean naturales o sintéticas. Estas últimas son de excelente calidad y reproducen casi al detalle la concentración de compuestos químicos de las naturales, además pueden venir reforzadas con Calcio, Magnesio y Estroncio si la vamos a utilizar para acuarios marinos de arrecife. Las sales marinas naturales de origen comercial reproducen con exactitud la que podemos encontrar en los arrecifes de procedencia.
Para lograr que nuestro agua dulce se convierta en agua marina debemos primero elevar la temperatura de la misma entre los 24 y 26º grados ya que como hemos comentado este parámetro físico afecta a la densidad. Es preferible utilizar agua de osmosis libres de toda sal para no desequilibrar la composición de origen de nuestra sal seleccionada. Para que el agua con sal de partida se transforme en agua marina debemos provocar movimiento en el depósito para que se vaya disolviendo paulatinamente. Si no provocamos este movimiento con una bomba de circulación la sal tardará mucho tiempo en disolverse y algún caso no se disolverá.
La cantidad de sal marina que debemos echar al depósito de agua dulce a temperatura adecuada es de 30 gramos por litro aproximadamente con lo que conseguiremos una densidad entorno a los 1020.
El acuario marino sólo habitado por peces puede mantenerse entre valores de 1018 a 1022 de densidad. De este modo la presión osmótica a la que sometemos a los animales es menor y por tanto desgastan menos energía. En el acuario de arrecife con invertebrados debemos subirla entre 1023 y 1035.
Para medir la concentración salina podemos emplear un refractómetro. Estos aparatos cuentan de mucha precisión, no son caros y son la solución definitiva. Los viejos hidrómetros o densímetros no son recomendables porque están sujetos a muchas fluctuaciones.
Ya para concluir, la siguiente semana hablaremos de los ejemplares marinos mas caros y dificiles de conseguir.
Agradezco infinitamente a todos los lectores que semana a semana se toman un poco de su tiempo para leernos, gracias a nuestros fieles seguidores, nosotros seguimos aquí, analizando todos o sino los mas importantes aspectos de un estanque marino.
Pues bien el día de hoy hablaremos de la importancia que tiene la sal en nuestro tanque, ya que sin ella la vida de cualquier especie marina perdularia de minutos para morir.
El grado de salinidad del agua lo podemos determinar a través de índices de densidad o gravedad específica y su estabilidad es clave para el correcto funcionamiento de nuestro tanque. Más vale una densidad errónea, dentro de lo tolerable, estable que una muy variable que estresará a nuestros animales.
Podemos elegir entre utilizar agua marina natural recolectada o fabricarla nosotros a través de las distintas sales comerciales que podemos encontrar en el comercio especializado bien sea de origen natural o sintética.
La temperatura afecta a la salinidad del agua. Por tanto la densidad varía con la fluctuación térmica. Si empleamos agua natural recolectada debemos ajustarla en temperatura a la de nuestro acuario. Si hubiera mucho cambio de densidad deberemos ajustarlo empleando agua de osmosis para reducirla e introducirla por goteo o en pequeñas cantidades para no provocar cambios importantes de las condiciones físico-químicas
No siempre es buena idea utilizar agua marina recolectada porque podemos introducir diversidad biológica, bacteriana e incluso química que puede desequilibrar el fino equilibrio de nuestro acuario. Filtrarla previamente con una germicida o un equipo de ozono no es una mal hábito..
La segunda opción es emplear sales marinas de origen comercial ya sean naturales o sintéticas. Estas últimas son de excelente calidad y reproducen casi al detalle la concentración de compuestos químicos de las naturales, además pueden venir reforzadas con Calcio, Magnesio y Estroncio si la vamos a utilizar para acuarios marinos de arrecife. Las sales marinas naturales de origen comercial reproducen con exactitud la que podemos encontrar en los arrecifes de procedencia.
Para lograr que nuestro agua dulce se convierta en agua marina debemos primero elevar la temperatura de la misma entre los 24 y 26º grados ya que como hemos comentado este parámetro físico afecta a la densidad. Es preferible utilizar agua de osmosis libres de toda sal para no desequilibrar la composición de origen de nuestra sal seleccionada. Para que el agua con sal de partida se transforme en agua marina debemos provocar movimiento en el depósito para que se vaya disolviendo paulatinamente. Si no provocamos este movimiento con una bomba de circulación la sal tardará mucho tiempo en disolverse y algún caso no se disolverá.
La cantidad de sal marina que debemos echar al depósito de agua dulce a temperatura adecuada es de 30 gramos por litro aproximadamente con lo que conseguiremos una densidad entorno a los 1020.
El acuario marino sólo habitado por peces puede mantenerse entre valores de 1018 a 1022 de densidad. De este modo la presión osmótica a la que sometemos a los animales es menor y por tanto desgastan menos energía. En el acuario de arrecife con invertebrados debemos subirla entre 1023 y 1035.
Para medir la concentración salina podemos emplear un refractómetro. Estos aparatos cuentan de mucha precisión, no son caros y son la solución definitiva. Los viejos hidrómetros o densímetros no son recomendables porque están sujetos a muchas fluctuaciones.
Ya para concluir, la siguiente semana hablaremos de los ejemplares marinos mas caros y dificiles de conseguir.
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