LA VIDA DETRÁS DEL DEPORTE
SENCILLEZ Y HUMILDAD
Por: Edi Hernández
Hace unas cuantas semanas
abordábamos el tema del amor al deporte y decíamos que solo unos cuantos “privilegiados”
tienen la posibilidad de practicarlo y convertirse en grandes profesionales.
Hoy, ante nuestros ojos, podemos disfrutar de ellos en cada competencia, torneo
o certamen.
Es cierto lo que dicen muchos: “El
deporte sin los aficionados no sería el mismo”; pero también es cierto que el
deporte sin los atletas ni siquiera podría existir. Todos ellos deberían
sentirse orgullosos y agradecidos porque
fueron elegidos entre muchos otros para representar a un país y dar lo mejor de
sí por ganar una medalla, trofeo o reconocimiento, pero sobre todo, de tener la
oportunidad de aportar un granito de arena a la sociedad. Lamentablemente no
podemos generalizar, debido a que existen una gran cantidad de deportistas que
no entienden el verdadero valor del juego y que ellos se deben a la gente.
La sencillez y la humildad son
dos valores que no todos tienen, y tristemente, menos en este aspecto de la
sociedad en donde todo es muy competido y visto desde la perspectiva económica
antes que la social.
Personajes como Alberto del Río,
luchador profesional; Sergio “Checo” Pérez, piloto de Fórmula 1; Andrés
Guardado, futbolista profesional; son solo algunos nombres de mexicanos que han
puesto el nombre de México en alto por sus grandes contribuciones a la
sociedad, en todos los aspectos y vertientes.
La mayoría de los deportistas no
conocen la trascendencia de sus actos, no saben que ellos viven de la gente; las
personas esperan horas y horas por verlos tan solo unos minutos y obtener un
autógrafo o simplemente una sonrisa que pueda cambiar su día e incluso, en un
aspecto mayor, su vida. Pero se encuentran tan centrados en su vida privada,
que lo demás no importa.
No se trata de señalar o de juzgar,
simplemente, a través de estas líneas, escribir las repercusiones que trae la
actitud de algunos atletas en la vida de los niños, jóvenes y adultos. Tampoco
se trata de jactarles deberes y obligaciones que el gobierno y la propia
familia tienen la responsabilidad de cubrir, pero sí de hacerles ver que todo
en la vida se acaba, y que la única satisfacción que te puedes llevar cuando
mueras, es haber cumplido un propósito. Todo esto es algo que solo unos cuantos
jugadores pueden entender y, por supuesto, seguir con este cometido en la vida.
A continuación cito unas palabras
de Manu Ginobili, ex jugador de baloncesto profesional, que nos habla
precisamente de estos valores y lo que un deportista debe hacer y pensar desde
el inicio de su carrera:
Periodista: ¿Hay algo que te
faltó por cumplir en tu carrera?
Manu Ginobili: “Absolutamente
nada. Sí, podría haber ganado algún campeonato más, podría haber ganado un
mundial, una liga nacional en Argentina o lo que sea. Pero… ¿Qué cambiaba? Sí,
una estrellita más en el curriculum, totalmente relevante. Lo más importante ni
siquiera son los campeonatos. Lo más importante son las experiencias, las
historias, los amigos y el aprendizaje. El aprendizaje de los buenos momentos y
malos momentos. Eso es lo que te termina de hacer una mejor persona, un mejor
padre, un mejor marido y un mejor ciudadano. Tuve la enorme fortuna de haber
ganado un montón de cosas a diferentes niveles, pero si no hubiese sucedido no
es que hubiese cambiado tanto.”
Ojalá podamos absorber estas
palabras y darle el significado que merece: la enorme fortuna de contribuir al
juego desde una trinchera a la que pocos pueden llegar, pero sin
duda, es la más importante en la vida de la sociedad.
Twitter: @edinho98
FB: Edi Alfredo Hernández González
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