LA CUEVA DEL OSO

Sopa de Plástico
Boris Nieves

Dentro de este espacio, te he hablado con la cruda verdad de la situación ecológica que enfrentamos como raza humana. Espero de todo corazón que hayas comenzado a cambiar los hábitos que no sabías que podían hacer una diferencia real, así como yo empecé a hacer, pero antes quiero contarte una cosa:
Hay una masa de basura, siendo el plástico el componente principal, que flota sobre el Océano Pacífico. Es tan pesada y extensa que se cree que fácilmente alcanza las dimensiones de un país pequeño. Y más debajo de la superficie, miles de micro partículas de plástico y colillas de cigarro contaminan a millones de ejemplares marinos…
Lo malo de la moda de no usar popotes es que la gente tiene la creencia de que esto es suficiente, pero no, va mucho más allá de eso. El verdadero problema radica en que nos hemos acostumbrado a usar plásticos que me gusta llamar “eventuales”; materiales plásticos que se usan una sola vez y no hay opción de reutilizarlos o reciclarlos.
Empaques de dulces, bolsas de plástico en general, y sí, aunque te lo tomes a broma, los popotes (o pajillas, como les llames). Estas son solo algunas cosas de las muchas que tristemente pueden acabar en el océano tarde o temprano. No es broma cuando te digo que a este paso, no habrá vida marina en 30 años.
Hay gente como un servidor, que con acciones personales y familiares reducimos el consumo de plástico y desechos, y que buscamos convencer a otros (como a ti, que lees esto) para que se unan a la causa. Y aun así, yo mismo estoy consciente de que esto no será suficiente si el mensaje es ignorado, como tristemente ocurre.
Pero no todo está perdido. Existen organizaciones y personas que han logrado hacer grandes cambios incluso a nivel legislativo; nuestros hermanos de Chile, por ejemplo, son los primeros en Latinoamérica en dejar de lado el uso de las bolsas de plástico. Colombia va para allá. ¿Por qué nosotros no? “Porque nos quedamos sin bolsas para tirar la basura”, pero esto no sería necesario de existir una cultura de reciclaje a nivel nacional.
Y no es todo. Hay personas que en lo personal admiro, como Dhruv Boruah que a diario limpia el Támesis (Inglaterra) a bordo de su bicicleta flotante y que ha encauzado a otras personas a hacer lo propio en sus lugares de origen; o Boyan Slat, el joven holandés que dejó de lado su carrera en Ingeniería Aeroespacial para inventar un sistema de limpiado masivo que será lanzado al mar este sábado al mediodía.
No vayamos tan lejos: varios de los llamados influencers, youtubers y demás bichos del internet, han comenzado a crear contenido de índole ecológica para que sus seguidores (me incluyo cuando se trata de la bella Grecia Villar) comiencen a tomar cartas en el asunto, con resultados favorables.

Boyan Slat
Dhruv Boruah
Grecia Villar
Y muchas otras personas más están haciendo una diferencia tangible.
Yo me acerco a ti como un amigo, como alguien mucho menos conocido y más austero, y te pido que sigas un poco el ejemplo de esta gente o el mío.
No necesitas comprar una botella de agua cada vez que tienes sed, pudiendo comprar un termo o cilindro que puedes rellenar cuantas veces quieras.
Puedes hacer tus compras en mercados o supermercados sin bolsas de plástico; pareciera que no, pero el usar bolsas de tela o de palma ayuda considerablemente.
La cantidad de dinero que gastas en un paquete de rastrillos desechables buenos puedes invertirla mejor en UN SOLO rastrillo de acero inoxidable (que, por si el nombre no es obvio, no necesitas cambiar nunca).
Los cepillos de dientes de bambú sirven también como abono a la tierra una vez que pasa su vida útil y, aunque son ligeramente más caros que los convencionales, te puedo asegurar que son mucho más cómodos y funcionan igual.

Aún podemos hacer algo.
Aún PUEDES hacer algo.

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