UN SOLO GÉNERO, MUCHAS EMOCIONES
UN SOLO GÉNERO, MUCHAS EMOCIONES
Por: Evelyn Lugo Coronado
El siglo XX llegaba a su última curva. La música, como tantas
otras expresiones, también mostraba signos de que algo debía pasar.
El rock había sido uno de los grandes fenómenos que
influenciaron los oídos y las actitudes de varias generaciones que crecieron a
su luz. Aire nuevo, gritos de libertad, lucha contra sistemas opresores, etc.,
etc. Estas y muchas otras cualidades mostraron el rock y sus derivados durante
varias décadas.
Durante esos últimos años del milenio anterior, en el sur del
mundo (Buenos Aires) empezamos a tener noticias de que algo estaba sucediendo
con la música en Londres y en algunos otros puntos europeos caracterizados por
marcar tendencias. Estaba vinculado con la música de discotecas de los 70 y 80.
Los jóvenes se juntaban a bailar en lugares extraños y, a veces,
con cierto aire de misterio... fábricas abandonadas o espacios verdes alejados
del centro de la ciudad. Eran como pequeños conciertos con el ánimo de
Woodstocks pero sin escenarios y sin guitarras, solo pinchadiscos o músicos que
usaban máquinas y samplers como
herramientas, poniendo música para que la gente bailara.
Un nuevo código
Poco a poco la propuesta
fue ganando lugares. Un nuevo código que ignoraba diferencias estéticas,
prejuicios raciales o sexuales; el requisito: divertirse disfrutando de las
libertades individuales respetando a los demás. Tan básico como degradado en
otros ámbitos. Entrar a un lugar público, dejar tus pertenencias en un rincón e
irte a bailar, para regresar varias horas después y encontrar tus cosas
intactas, es un detalle no menor, al menos en el mencionado sur del mundo. No
hacían falta las fuerzas de seguridad, no hacía falta un portero que decidiera
qué ropa era la adecuada; solo hacía falta adaptarse al básico y valioso código
de convivencia. La música como principal protagonista de un juego colectivo,
que proponía no hablar demasiado, bailar, y regalar un buen gesto a quien se
cruzara por delante.
Hablamos en pasado porque, como casi todo, el paso del tiempo
deja huellas y los malos actos van ganando lugar… ya las cosas no son como
antes. Hoy podemos encontrar música electrónica en muchos sitios, pero no en
todos se puede encontrar la tranquilidad y seguridad que había antes.

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