SIEMPRE ES IGUAL.
Por: Angélica Alva González
Una vez platicaba con mi yo interno:
“¿Qué hay de positivo en la rutina? ¡No me deja en paz!”
Quizá pareciera una pregunta común y corriente, hasta que me lo pregunté con más frecuencia día tras día antes de salir de vacaciones.
Las vacaciones de verano comenzaron y yo, con toda la actitud del mundo confiada en que éstas me hicieran despejarme un poco de la rutina a la cual estaba acostumbrada, un día me encontraba escombrando mi librero y me encontré con un libro que nos hicieron leer forzosamente en la preparatoria (particularmente pienso que cuando te dan a leer un libro como tarea no le prestas demasiada atención pues lo único que quieres es terminarlo de una vez por todas para realizar tu reporte y sacar una calificación sin embargo no debería de ser así), comencé a hojear este libro, llamado “Plan de Vida” del autor Luis Castañeda. Yo era demasiado prejuiciosa, lo sigo siendo solo que con menor nivel y a veces simplemente juzgaba por el título y portada, recordé que lo tuve que haber leído en la preparatoria pero lo único que recordé fue que exactamente lo que hice fue hojearlo como lo hacía precisamente en ese instante pero de mi dependía volver arrojarlo al olvido o no. Me acosté un momento en mi cama y comencé a leerlo en serio, repito por el simple nombre suena a que harás simplemente un proyecto de vida, como cuando en la primaria la profesora dejaba que realizaras uno de tarea, pero no fue así y en ese instante fue cuando me hice las siguientes preguntas:
“¿Quién soy?” Y “¿hacia dónde voy?”
Es muy importante reconocerte como persona, como ser humano; ¿cuáles son tus valores? ¿Cuáles son tus defectos? ¿Cuáles son tus virtudes? Y lo más importante e interesante de estas últimas dos preguntas es lo que haces y harás para ser quizá un mejor ciudadano y es básicamente cuanto te comienzas a cuestionar acerca de tu cotidianidad, las veces que no hemos prestado atención a las cosas, es decir vale la pena detenerte un momento, respirar el oxígeno, sentir como fluye dentro de tu cuerpo, tomar las acciones positivas de la gente del transporte público y disfrutar incluso de los sermones de los profesores (si eres estudiante), en fin hay un montón de cosas por disfrutar.
Me atrevo a decir que si en tu cabeza tienes decidido quien ser y hacia dónde ir tendrás más tiempo para quizá pensar en las vicisitudes cuando realmente observas a tu alrededor analizando el contexto rutinario.
Cuando aprendes a balancear este tipo de situaciones te das cuenta que vale la pena todo el tiempo que inviertes para ser lo que siempre has visualizado, y yo te quiero preguntar ¿Qué harás con el resto de tu rutina?
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