PSICODELIA EN ESTADO PURO
PSICODELIA EN ESTADO PURO
Por Sergio Aguila.
Antes de comenzar a escribir de lleno en el tema de mi columna permítame darle la bienvenida a usted lector, bienvenido a este nuevo espacio de cultura, arte y pasión. Este blog está dedicado las personas que tienen curiosidad por conocer más sobre lo que le gusta y lo hace más feliz, espero que sea de su agrado, todos los colaboradores de este espacio llamado El pilar de la rata estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo para que usted lector, si usted, se lleve un buen sabor de boca al terminar de leer nuestros trabajos semanales, bienvenido sea, y que lo disfrute.
Como ya lo mencione antes, este blog está lleno de pasión, pasión por lo que nos gusta hacer, lo que nos gusta leer y escuchar. Hoy quiero dar prueba de eso, el rock psicodélico es uno de mis géneros musicales preferidos, podría decir que el número uno, y como hoy es la primera vez que publicaremos en El pilar de la rata, quiero empezar con el pie derecho y les platicare sobre una joya de este magnífico mundo del rock psicodélico, me refiero al primer disco de la banda británica Pink Floyd, The pipers at the gates of dawn (el flautista a las puertas del alba).
Este disco cumplió 51 años el día de ayer 5 de agosto, y a pesar de que muchos podrían considerarlo como una música de abuelitos, pasada de moda y anticuada, la verdad es que es todo lo contrario, las canciones de este disco están intactas a pesar de los años, escuchar el disco de inicio a fin es toda una experiencia sonora, ya que de la mano de Syd Barret, el principal compositor y cantante de la banda en sus inicios, Pink Floyd compuso música que movieron a muchos cantantes y famosos de esos años, las canciones fueron un “boom”, estos chicos londinenses superaron las expectativas de muchos críticos. El disco atraviesa por varios momentos muy efervescentes pero cálidos, no cabe duda que las piezas más trepidantes y misteriosas del disco son “Astronomy domine” e “Interstellar overdrive”, “Lucifer Sam” una canción para bailar de locura, canciones más tranquilas como “The gnome”, “Chapter 24” y “Bike” parecen sacadas de una caja de ruido, esas que son juguetes.
Fue el álbum debut de la banda, y fue la primera y última vez que pudieron darnos un disco totalmente psicodélico, y claro, es por Syd Barret, él fue el genio detrás de este disco, él compuso casi todas las letras y la música, sin embargo el consumo del LSD provocó en él un estado mental decadente, no soportó el consumir grandes sustancias de esta droga, lo hizo durante el proceso de grabación de este disco, cuando los directivos de EMI, la casa productora de la banda, le exigían mas canciones al estilo de este primer disco, el estado mental de Barret se lo impedía (además de que Barret no quería tener gran fama, solo quería escribir canciones y tocarlas en pequeños clubes). En Abril de 1968, Syd Barret fue expulsado de la banda que el mismo fundó.
Este disco es la huella dactilar de este grandioso músico, el disco explora sonidos y letras que nadie hasta ese momento se había atrevido a escribir, riffs que duran minutos, mezclados con un órgano y sintetizador hipnotizante, el bajo abrumador pero siempre firme y una batería incansable e inalcanzable fueron los ingredientes para crear el sonido de un pilar innegable de la música psicodélica ¡una joya!
Si usted nunca a escuchado alguna canción de Pink Floyd no le sugiero que comience con este disco, ya que solo fue este en donde la banda mostró todo este lado mágico, psicodélico, ácido y lisérgico. No quiero que lo escuche y después se vaya con la idea de que todas sus canciones son así. De hecho es difícil clasificar a una banda de la talla de Pink Floyd. Pero déjese gozar por este disco. Le juro que será una experiencia que nunca olvidará en su vida.
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